9 Enero 2013
NO EN vano distintos sectores vinculados con el río Colorado están mostrando su preocupación por la pronunciada bajante que experimentan las reservas de este importante curso de agua. Es que, en forma ininterrumpida, se llevan ya contabilizados seis ciclos de pobres precipitaciones de nieve en la alta cuenca y la consecuencia directa es una disminución notable de sus caudales.
DE ESOS seis períodos, en los últimos tres se acentuó de manera notable la pérdida, al punto de poder calificárselos de extra secos, en virtud de que estuvieron muy por debajo del promedio de escurrimiento que ese río suele tener.
Y ESTE año, ratificando lo que anticiparonn los pronósticos más cercanos a la época de bajas temperaturas, terminó sumándose a esa magra tendencia, con lo que el derretimiento de las nieves poco ha podido contribuir, frente a una necesidad de caudales que se venía evidenciando.
DE LA información que elabora el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) existen datos claramente elocuentes del deterioro de los volúmenes almacenados detrás del dique Casa de Piedra. Por caso, aquel que indica que entre 2006 y 2009, la pérdida de altura del lago fue de unos tres metros.
CLARO QUE, quizás, esa marca pueda llegar a ser superada en el período actual. Adviértase que entre diciembre de 2011 y diciembre último, se perdieron alrededor de 2 metros, cuando aún queda mucho por erogarse desde las compuertas hasta que llegue el 30 de abril, fecha cuando, aproximadamente, se inicie otro período de veda, con la intención de recuperar caudales. Estimativamente, para ese entonces, se andaría en los tres metros menos, o tal vez más.
NADIE PUEDE negar, a esta altura de las circunstancias, el rol fundamental que tuvo la construcción de Casa de Piedra, en la parte media de la cuenca. Es que sin esa reserva hoy quizás la situación podría ser muchísimo más delicada y se repetiría lo que sucedía con anterioridad a ese hito, cuando había zonas aguas abajo de la presa, donde directamente no se podía producir.
ESTE PANORAMA obliga a reflexionar sobre la necesidad de agilizar la realización de algunos proyectos en camino, como la construcción de la presa Portezuelo del Viento, en Mendoza, o la de Huelches, entre Río Negro y La Pampa, aún en proceso de estudio. Estas nuevas obras permitirían una regulación mayor y colectar los momentos de abundancia para enfrentar los de carencias.
EN TANTO, se impone una reconversión de los sistemas de conducción de caudales, con el revestimiento de canales para evitar las grandes filtraciones que hoy existen, y de regadío, de manera de aprovechar al máximo el agua que, como estamos viendo, ha comenzado a escasear, sin que nadie pueda señalar, a ciencia cierta, cuándo la crisis actual llegará a su fin.
Fuente: Diario La Nueva Provincia – Martes 8 de enero 2013
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